Suspendidos en el Tiempo
El sábado Gene Kelly y Donald O’Connor bailaban y flotaban en el aire. No caminaban, parecían superhéroes con el poder de alzarse unos centímetros sobre ese suelo que los demás mortales estamos condenados a pisar.
Veía como a mi amor se le humedecían los ojos cuando gotas –en realidad, leche para que brillase más- empezaban a caer sobre el sombrero de Gene, a punto de tararear la canción posiblemente más vital de la historia.
Y comprendí que el cine, por si alguna vez lo había dudado, es el espejo de Dorian Grey de nuestros días. Allí se conservan imperturbables los rostros de los actores, el mejor momento de sus vidas, ese instante en que son capaces de regalarnos su plenitud física. En un sólo disco de DVD se mantenía encerrada la magia de unos artistas irrepetibles. Magia que fascina a nuevas generaciones, magia que nos hace felices durante horas que quedan suspendidas como Kelly y O’Connor.
Y la injusticia es que cada uno de nosotros no tengamos nuestro particular espejo, nuestro particular instante suspendido en el tiempo.
Todos deberíamos dejar constancia de lo irrepetibles que somos. Explotar el talento que poseamos. Saber reconocerlo, al menos. O, como diría la también legendaria Idaira de OT, “yo también espero que te vaya muy bien en lo tuyo, sea lo que sea”.
Veía como a mi amor se le humedecían los ojos cuando gotas –en realidad, leche para que brillase más- empezaban a caer sobre el sombrero de Gene, a punto de tararear la canción posiblemente más vital de la historia.
Y comprendí que el cine, por si alguna vez lo había dudado, es el espejo de Dorian Grey de nuestros días. Allí se conservan imperturbables los rostros de los actores, el mejor momento de sus vidas, ese instante en que son capaces de regalarnos su plenitud física. En un sólo disco de DVD se mantenía encerrada la magia de unos artistas irrepetibles. Magia que fascina a nuevas generaciones, magia que nos hace felices durante horas que quedan suspendidas como Kelly y O’Connor.
Y la injusticia es que cada uno de nosotros no tengamos nuestro particular espejo, nuestro particular instante suspendido en el tiempo.
Todos deberíamos dejar constancia de lo irrepetibles que somos. Explotar el talento que poseamos. Saber reconocerlo, al menos. O, como diría la también legendaria Idaira de OT, “yo también espero que te vaya muy bien en lo tuyo, sea lo que sea”.
2 Comments:
Casualmente hace dos semanas mi amor y yo nos volvimos a emocionar con esta obra maestra. Y qué colores tiene esta edición especial!. Maravillosa.
Vaya! Qué casualidad! Creo que es la peli más vital y optimista de la historia. Ideal para parejas, pues. Bueno, para todos los que quieran seguir bailando y soñando.
...Y es que todos deberíamos tener un amor a nuestro lado con el que ver ese film.
Y sí, realmente esa gama cromática de estudio invita a ver la vida con otros colores. Todo parece más opaco después de ver a Kelly cantando bajo la lluvia.
Maravillosa.
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