martes, noviembre 29, 2005

Tocando a Deguello

Un momentazo: Dean Martin, alcohólico en su particular redención, acaricia una copa de vino ante la mirada de sus amigos John Wayne y Walter Brennan. Todo su cuerpo está dolorido. Las manos le tiemblan y es sólo una sombra del pistolero rápido que una vez fue. Hace días que tiene el mono: el recuerdo de una mala mujer le atormenta. Sus amigos le miran inquietos: está al borde de la recaída, de caer de nuevo en la autocompasión. Empiezan a sonar los acordes de “Deguello”, tema que tocan constantemente unos mexicanos para poner nerviosos a los sitiados. La canción suena a muerte: Wayne se gira nervioso. Pero Dean Martin se tranquiliza, deja de temblar y vuelve a poner el contenido de la copa en la botella ¡sin derramar una gota!. Lo que a los demás le recuerda la muerte, a él sólo le anuncia una nueva oportunidad. No tiene miedo a la muerte porque él es un muerto en vida intentando resucitar. “Si siguen tocándola no la olvidaré en mi vida: me trae recuerdos”. Y sabemos que esa misma canción sonaba cuando estaba con aquella mujer que le destrozó la vida. Quizá esa mujer era ya la muerte que una vez le visitó. Y la segunda vez no le da miedo.
Todo lo narra "Río Bravo" en unos segundos: ¿no es eso tratar de inteligente al espectador?

2 Comments:

At 6:21 a. m., Anonymous Anónimo said...

Gran película y uno de mis westerns preferidos!

 
At 7:38 a. m., Blogger OmegaMen said...

... En realidad todo en ella son momentazos. Para mi padre, la mejor secuencia del cine es aquella en la que Martin -el auténtico protagonista- ve caer la sangre del que persigue en su jarra de cerveza.
¡y qué decir de esos primeros cuatro minutos sin ningún diálogo en los que te describe perfectamente a los personajes! (la escena de la escupidera)
Ah, ya no se hacen películas así...

 

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