jueves, marzo 16, 2006

Sólo vemos de las estrellas sus viejas fotografías

…Cuando mi hermano ande con hijos y me invite una tarde de domingo a comer a su minimalista casa, equipada con la más alta tecnología de pantallas planas y de poco espacio, me gustará saber que seguiremos hablando de “Watchmen”. Y no es que avancemos mucho, ni tan sólo descubrimos giros nuevos en la ya archiconocida trama del más legendario tebeo que existe. Qué va. Pero nos divertimos dando vueltas a su estructurada simetría, a esa perfección relojera, a esa revelación viñeta a viñeta de lo que esconden las máscaras de los personajes mucho antes de que sea explícito….
Hablaremos de sus personajes y seguiremos discutiendo de porqué Rorschach se quita la máscara antes de morir (¿orgullo?, ¿dignidad?, ¿héroe?), de si el Comediante es un fascista o sólo un bufón superado por una trama descomunal, si Veidt es un interesado disfrazado de utópico, si Manhattan es el que –indirectamente- desata la escalada nuclear… Ningún protagonista es plano y todos son ambíguos, de todos podríamos hablar y perfilar sus aristas y sólo podríamos elucubrar sobre sus acciones, tal es la complejidad con la que están retratados.
Watchmen será siempre el tebeo que más he releído. Con el que más he disfrutado. El más cerebral, sin duda. La demostración,perenne e inmortal, que el cómic no tiene nada que envidiar a ningún otro medio. El tebeo que puedes regalar a cualquiera para que se calle ante la evidencia: no existe el “cine para pobres”, sólo buenas y malas historias. Y Watchmen es la mejor. La historia que trascendió a la guerra fría, la historia de un moderno Alejandro Magno bañado de sangre, la historia de una calle, una esquina con un kiosco cualquiera, la de un pirata enloquecido…. Alan Moore consigue que pequeñas apariciones de un escritor de ciencia-ficción hagan que su muerte sea para nosotros emotiva. Y eso sólo se lo he visto hacer (con un astronauta) a Miller en su “Dark Knight”, otra obra de estructura milimetrada.
Momentos de Watchmen para el recuerdo, para que volvamos a hablar de ellos en una comida en… no sé ¿marzo del 2016?.
1. “Es abril de 1952…”. Manhattan en “Relojero” nos demuestra que el tiempo no es lineal, que sólo vislumbramos una pequeña parte de lo que somos –y, sobre todo, de lo que nos ha hecho ser lo que somos- al estar tan limitados en nuestra percepción. Es un Dios para el que no existe secretos. Es Marzo del 2006 y estoy escribiendo en un blog. Mañana caerá una pequeña fotografía de mis manos en esta misma mesa. En marzo del 2004 escribía en un foro sobre Watchmen… La definición del talento la fija Moore en el guión de este capítulo. Quien lo haya leído sabe automáticamente que la obra se transforma en ese momento en algo más que una historia. Y es que Jon sólo quiso ser Relojero… y se acabó transformando en el señor del tiempo.
2. Veidt…cualquier momento de Veidt. Un personaje que podría ser estereotipado, un villano sacado de cualquier saga de Bond y que Moore convierte en un ser digno de compasión. Un hombre equivocado, el nazi perfecto, el moderno Hamlet, el hombre que un día decidió ser inteligente… eso sí, ojalá no fuera de este mundo. Venga, un momento: principio de la obra. Adrian puede hacer que Rorschach se precipite al vacío y no prosiga con su investigación. Pero duda. Le vemos de espaldas, solo, igual que en la última viñeta en que aparecerá. Sólo, de espaldas a un globo del mundo.
3. Todas las apariciones del diario ultraderechista… En el relato de Moore, la libertad de prensa está representada por medios cercanos al fascismo. La auténtica verdad, a su alcance. El fascismo tiene matices, nos dice Moore. Así, Rorschach quizá sea al final el único héroe (recordemos que se humanizará durante la obra hasta que no necesite esa máscara con la que se esconde del horroroso mundo). Por eso el Comediante no ofrecerá resistencia ante su muerte. El hombre, Veidt, que -en una entrevista en los textos adjuntos- se define “progresista” será, en definitiva, el hombre que controlará el nuevo y utópico mundo (controlará medios, empresas, porno, pañales, perfumes…”sólo yo y el mundo”).

4 Comments:

At 7:58 a. m., Blogger Xavier Cristóbal said...

Hello again. Estoy de acuerdo contigo. Wachtmen es una obra maestra -junto a Dark Knight-. A mí también me gusta mucho el momento del astronauta. VOlviendo a Wachtmen tu comentario es genial y eso me hace pensar que debería volver a releer Wachtmen. Segurmente descubriré nuevos detalles... Una pregunta polémica... ¿De verdad que no te gustaría ver (Ultimate)Wachtmen en el cine?

 
At 10:32 a. m., Blogger OmegaMen said...

No y mil veces no! Sólo si fuera una serie de televisión podría tener algún sentido.
Fíjate que la estructura serializada de los capítulos es importantísima para crear esa sensación final de globalización, de conectividad final entre todos los personajes (incluso esos secundarios "reales" de la esquina del Kiosco, la visión de la gente normal frente a poderes que la superan).
Amigo mío, Watchmen encierra tanto talento que no quiero que alguien que desconozca la obra en el medio para el que fue escrita ¡se pierda un solo gramo y crea que no es perfecta!
Por otro lado, el Sean Connery de hace dos décadas hubiera sido un Comediante perfecto.

 
At 2:06 p. m., Anonymous Anónimo said...

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At 12:22 p. m., Blogger PepeCh said...

Al escribir esto ha pasado casi un año desde que estrenaron Watchmen la pelicula, la verdad no está tan mala, aunque el comic es infinitamente superior. Es igual el caso que con V de Vendetta.

 

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