Un domingo, ambulante y gris
Era un domingo por la mañana. El día era gris, de esos que tanto me gustan a mí (no por lo gris, sino por la ausencia de esos haces de luz solar que tanto dañan mis ojos mutantes). A un lado, dos niños que luchaban por estar atentos. Al otro lado, mi amor soltaba alguna lagrimita por lo que estaba viendo.
(me encanta ir con mi amor a ver una peli que sé que me va a gustar y le va a emocionar: en esos momentos en que a los dos nos emociona lo mismo sé que estoy muy cerca de ella)
(sí, ya sé que es un poco tarde para que se emocione con “Watchmen”, pero me temo que eso es un problema de que no nos hubiéramos enamorado hace veinte años ¡malditos viajes en el tiempo!)
(pero no conozco a nadie que cuando llore por una escena emotiva parezca tan sincera y bella: siempre será una niña grande, capaz de deslumbrarse ante cualquier cosa bonita, sea una ciudad, un bebé, una película o una poesía)
Domingo mañana, pues. La pantalla vomita, una tras otra, imágenes turbadoras, imágenes que hablan de magia y magos buscando sus corazones. Abuelitas que son jóvenes, jóvenes que son en realidad ancianas, llamas que cambian según su estado de ánimo, espantapájaros galantes, perritos fieles y niños que se disfrazan de Gandalf.
Tal descarga de talento abruma, cierto. Tanta inteligencia desborda. Tal riqueza de caracterización en todos los personajes, secundarios o no, dispersa. Que al espectador se le suponga inteligente (¡menos mal!) hace que la película esté llena de sutilezas en vez de desnudos argumentales.
Sí, es una peli barroca. ¡Cómo no va a serlo si hay más ideas en metro de película que en series de Tv enteras!.
Pero Miyazachi consiguió que ese domingo gris fuera mágico y bello por algo más de dos horas. No. Seguro que durante mucho más.
Porque si por algo merece la pena vivir, que diría el maestro Allen es por Miyazachi. Por una lágrima de emoción de tu amada, por Viena, por Sinatra… y por “El castillo ambulante”.
Cine=Magia. Si alguien quiere demostrarlo, que se haga con una copia de esta cinta.
La mejor peli del año estrenada en España, sin duda. ¿Quién la va a superar?
(Y Joe Hisaishi es, definitivamente, el más grande compositor de cine de todos los tiempos. Venga, sí, Rota y Hermann le pueden acompañar en el olimpo de los dioses).
(me encanta ir con mi amor a ver una peli que sé que me va a gustar y le va a emocionar: en esos momentos en que a los dos nos emociona lo mismo sé que estoy muy cerca de ella)
(sí, ya sé que es un poco tarde para que se emocione con “Watchmen”, pero me temo que eso es un problema de que no nos hubiéramos enamorado hace veinte años ¡malditos viajes en el tiempo!)
(pero no conozco a nadie que cuando llore por una escena emotiva parezca tan sincera y bella: siempre será una niña grande, capaz de deslumbrarse ante cualquier cosa bonita, sea una ciudad, un bebé, una película o una poesía)
Domingo mañana, pues. La pantalla vomita, una tras otra, imágenes turbadoras, imágenes que hablan de magia y magos buscando sus corazones. Abuelitas que son jóvenes, jóvenes que son en realidad ancianas, llamas que cambian según su estado de ánimo, espantapájaros galantes, perritos fieles y niños que se disfrazan de Gandalf.
Tal descarga de talento abruma, cierto. Tanta inteligencia desborda. Tal riqueza de caracterización en todos los personajes, secundarios o no, dispersa. Que al espectador se le suponga inteligente (¡menos mal!) hace que la película esté llena de sutilezas en vez de desnudos argumentales.
Sí, es una peli barroca. ¡Cómo no va a serlo si hay más ideas en metro de película que en series de Tv enteras!.
Pero Miyazachi consiguió que ese domingo gris fuera mágico y bello por algo más de dos horas. No. Seguro que durante mucho más.
Porque si por algo merece la pena vivir, que diría el maestro Allen es por Miyazachi. Por una lágrima de emoción de tu amada, por Viena, por Sinatra… y por “El castillo ambulante”.
Cine=Magia. Si alguien quiere demostrarlo, que se haga con una copia de esta cinta.
La mejor peli del año estrenada en España, sin duda. ¿Quién la va a superar?
(Y Joe Hisaishi es, definitivamente, el más grande compositor de cine de todos los tiempos. Venga, sí, Rota y Hermann le pueden acompañar en el olimpo de los dioses).
3 Comments:
Hola! Veo que ahora váis al cine los domingos por la mañana. Hace algunos años yo lo hacía y debo reconocer que es una sesión muy tranquila. Tengo que ver "El castillo ambuelante", sobre todo después de leer tu crítica. Resulta curioso pero el otro día me compré la banda sonora de "La princesa Mononoke"... ¡Muy buena! Sigue emocionándote porque el mundo sin emociones sería un lugar muy triste.
Xavi, es un honor leerte por aquí. Aviso para navegantes: no dejéis de visitar su bitácora! (el enlace lo encontraréis también en el index). Él también tiene un universo propio y que os fascinará: guiones, dibujos, diseños....
Ah, llorarás cuando veas el film: el cine de animación es, por definición, humanista en su caracterización de personajes. ¡Pues aquí Miyazachi los convierte en reales, tal es el derroche de talento!.
Y de Hisaishi ¡que voy a decir! Su uso del piano y sinfonía es de una genialidad abrumadora... Crees en la magia cuando escuchas sus notas.
Ojo padres: no sé si recomendar la peli para vuestros niños. Por un lado, mi tendencia natural es animaros a que lo hagáis (si queréis a los niños, regalarle el pase). Por otro, mi lógica me dice que se aburrirán. Todavía no saben que la magia de sus ojos la irán perdiendo.
Por eso un adulto la disfrutará más: le devuelve esa magia.
El honor es mío. En tu blog siempre se encuentra una buena lectura. Lástima que el tiempo de lectura me escasea, pero nunca renunciaré a él.
Publicar un comentario
<< Home